Más rápido que el 344

Hoy Victor ha batido el récord del autobús de la línea 344: 45 minutos corriendo desde Barbican hasta casa. El bus tarda una media de 60 minutos si no hay atasco.

Seguimos con la serie de historias para no dormir de nuestro pasillo vecinal. Desde el incendio (y que nosotros sepamos desde septiembre) nadie lo ha limpiado. La porquería está tan pegada al suelo que van a tener que usar rasqueta para despegarla. Ocasionalmente han venido unos pintores que han pintado las paredes sobre la chamusquina y con al menos tres tonalidades distintas que van desde el blanco sucio al amarillo natillas. El resultado es digno del Guggenheim: brochazos en las paredes que no llegan a los bordes de la pared, dejando un cerco de churretes negro humo para recordar la feliz velada de hace unas semanas. Pepe Gotera y Otilio no lo habrían hecho mejor. Además de los pintores (?) también los vecinos contribuyen a la decoración comunitaria. Como compañeros de pasillo tenemos actualmente: una cocina, una tele, un edredón nórdico, una almohada, un carrito de supermercado, cuatro cajones de cómoda y los utensilios de los pintores. Bonito paisaje chatarrero.

Por cierto, la foto está hecha el fin de semana pasado en Hyde Park. Las nubes negras dejaban escapar unos rayos de sol de vez en cuando. El frío se empieza a notar, aunque sigue sin llover demasiado.