¡¡¡FUEGO!!!

Este es el aspecto de nuestro pasillo de apartamentos a las 0:46 hora local: charcos negros por el suelo, paredes con churretones de hollín y puertas y paredes derribadas. No es que haya pasado un huracán, sino que ha habido un incendio en el piso de al lado. A las 8 se han empezado a oir sirenas y por la puerta de nuestro apartamento se ha empezado a colar un montón de humo. Hemos intentado mantener las puertas cerradas, pero en menos de media hora se había acumulado tanto humo que casi no se veían los escalones enmoquetados y cada vez costaba más respirar. Al rato y después de un par de llamadas al 999 (112 inglés) ha venido un bombero que nos ha echado de casa. Ya entonces el pasillo era un cenagal y los bomberos habían destrozado un par de paredes. Tras un rato de helarnos en la calle nos han llevado a un centro infantil que hay debajo del bloque. Allí hemos esperado pacientemente sin saber siquiera si íbamos a poder dormir en casa esta noche. A las doce nos han dado pista libre para volver a nuestro apocalíptico pasillo. La situación dentro del piso no es tan mala: no se ha quemado nada, las paredes y el techo están limpios y huele a humo pero es soportable. Probablemente haya que lavar todos los tejidos que estuvieran al descubierto, pero parece que el olor no ha alcanzado el interior de los armarios.
Por primera vez hemos visto a casi todos nuestros vecinos del noveno piso, que como nosotros estaban esperando en el preescolar para volver a casa.