Un cruce, cuatro calles.........18 inmobiliarias

Sí, eso es lo que vimos el domingo pasado cuando pasamos por la estación de Putney. En el cruce de Upper Richmond Road y Putney High Street hay nada menos que dieciocho oficinas de inmobiliarias distintas, una al lado de otra. Las contamos desde el autobús en lo que duraba el semáforo, por lo que puede que nos dejáramos alguna que no veíamos detrás de la esquina. Ya nos habíamos dado cuenta de que el alquiler y venta de viviendas era un negocio a gran escala en la City, pero dudo mucho que Putney tenga semejante demanda.
El cartelito de la foto no tiene nada que ver con este asunto (excepto tal vez la naturaleza de los que quieren quitarte la bolsa y la vida a cambio de cuatro paredes). Es el letrero de una de las carnicerías de Borough Market.

Cumpleaños feliz!!!

Hoy me hago mayor, sólo me queda un otoño para llegar al cuarto de siglo. Victor se ha pasado el día llamándome abuela, pero ya le llegará a él también. He recibido varios regalitos: tres camisetas de punkyfish que compramos en Candem Town, un cuadernito monísimo para apuntar mis recetas y una botella de reserva de Rioja, año 2001, regalo de mis compañeros de piso.
También he estrenado mis clases: el profesor es un cachondo mental pero mis compañeros de clase se lo toman todo demasiado en serio y cogen apuntes hasta de las bromas que hace cada cinco minutos.
Victor ya ha elegido todas sus asignaturas optativas: música de cámara con dos cuartetos, improvisación y folk. Ahora sólo falta que cuando llegue por las mañanas a Victoria Station no le hayan cerrado todavía las puertas del metro por exceso de pasajeros.

Richmond Park

Hoy hemos hecho una excursión a Richmond Park, al oeste de Battersea.

Es uno de los parques más grandes de Londres, 9,55 km2 de bosque y prado. Pertenece a los llamados Parques Reales, pero al contrario que la mayoría de ellos no lo cuidan los jardineros sino los guardabosques. En el 2000 fue declarado reserva natural nacional.

El otoño empieza a mostrarse tímidamente en algunos árboles, como este roble americano. Sin embargo no es septiembre todo lo que caduca: algunas hayas muestran signos de la misma enfermedad que las está secando en Álava y todos los castaños de indias de Londres están afectados por algún hongo o bicho que les ha quitado las hojas antes de tiempo.

Llénanos hoy el taper nuestro de cada día. La otra versión que tenemos del packed-lunch es el sandwich, pero hoy tocaba ensalada.

La estrella del parque son sin duda los ciervos y gamos que corretean libremente. Bueno, hoy sólo correteaban los gamos, porque los ciervos estaban demasiado ocupados rumiando. Nuestro modelo es un jovencito de cuatro años, pero en la manada había dos de al menos once veranos. Es la época de buscar pareja (o harén, si uno se lo monta bien), así que de vez en cuando los machos más viejos se ponían a vociferar en lo que se conoce como la berrea.

La gula del norte

El mercado de Borough, uno de los más antiguos de Londres, es un placer para todos los sentidos. Menos mal que hemos ido a las 11 de la mañana y recién desayunados, porque el estómago se revoluciona a la vista -y al perfume- de tanta delicatessen: fruta y verdura de colores vivos y tamaño razonable, pescado fresco o en las más variadas conservas, panes, tartas y pasteles, toda clase de dulces (en la foto aparece un puesto dedicado exclusivamente a las trufas de chocolate), especias, hierbas aromáticas, quesos, embutidos, carnes... Todo lo que un buen gourmet pueda desear se encuentra artísticamente presentado en las callejuelas que forman los puestos bajo las vías del tren. Incluso se pueden degustar ostras vivas si el bolsillo lo permite.
Porque ese es el mayor inconveniente de este paraíso culinario: los precios están muy alejados de la realidad estudiantil, aun contando con una buena beca. Para que os hagáis una idea, en el rincón español el jamón ibérico de bellota estaba a ¡¡250€ el kg!! Por eso la visita debe ser rápida, aunque no apresurada, retirándose a tiempo para no sucumbir ante ningún capricho en particular.

Excelente Smithers...

Se terminó la semana. Maigua ha conocido su Universidad y Víctor sigue explorando los mundos Guildhallianos.
El fin de semana se presenta SOLEADO. Sí, he dicho SOLEADO y con temperaturas veraniegas, así que intentaremos hacer algo de turismo. Por lo que ponen los periódicos este va a ser el último fin de semana bueno de la temporada, aunque también dicen que va a ser el invierno más seco de los últimos 15 años. A ver si es verdad y no nos mojamos mucho.

A Maigua le duele la muela

Atención a la gota de sangre que cae de la muela extraída... Visto en Portobello Road.

Periódico gratuito

Dícese del periódico que te ponen en las manos en cuanto te acercas a una estación, de papel malo, impresión malísima y contenido aún peor, exclusivamente sensacionalista. También son imprescindibles los sudokus de la última página, aptos para todos los públicos y niveles. Igual no aprendemos inglés, pero nos hacemos la tira de sudokus diarios. Recibes una gran variedad de periódicos a lo largo del día: Metro por la mañana, The London Paper y Lite por la tarde, uno en chino y otro en inglés en Chinatown, en ruso (o algo escrito en caracteres cirílicos) en Clapham Junction y más que aún no hemos tenido el gusto de leer. Ninguno de ellos destaca por su agudeza informativa. La excepción sea tal vez el chino: una vez que le quitas la propaganda del partido puedes sacar algo en claro de la actualidad del lejano oriente.
En defensa del diseñador del vestido que aquí mostramos (arriba un detalle de la cola) debemos decir que él no ha utilizado periódicos gratuitos. Posiblemente por eso el papel conserva la tinta. Si hubiera sido el Metro se habría quedado con ella en las manos.

Atardecer en Battersea

Desde el extremo norte del parque de Battersea se accede a una excelente panorámica del Thames. A estas horas suele haber concierto de cuervos y grajos. También salen los mosquitos y los ejecutivos que corren como desaforados para cumplir con su cupo de ejercicio diario. Incluso hay algunos que se apuntan a una tortura llamada British Military Fitness. Os dejo la dirección por si alguien quiere alucinar un poco: http://www.britmilfit.com/. Consiste en pagar a un militar o ex-militar para que te machaque y te grite durante una hora. Y estoy segura de que si no mueves tu culo gordo te patea con las Martens. Eso sí, no estás solo: a tu alrededor suda toda una pandilla de pringaos como tú, lo que supongo que proporciona algo de alivio psicológico a la tropa.
Si os fijáis bien en la foto el sol no se esconde detrás de los edificios, sino detrás de una capa regular y espesísima de nubes? que se extiende por el horizonte. Quiero pensar que son nubes...

Homo torre-hon-cillanus

En el Museo de Historia Natural pueden encontrarse especímenes de todos los bichos feos de la tierra. El día que fuimos pasamos cinco horas metidos en el edificio. Ni siquiera salimos a comer, porque en el sótano tienen un área de picnic para las escuelas que vienen de visita. Allí puedes comer tus bocadillos en paz (si no hay niños) y sin que te cobren. La foto está tomada en el momento 4:59 en el que Víctor llegó a su límite.

Greenwich, donde el tiempo cuenta

Hemos llegado, como no podía ser de otra forma, en hora punta. Nos hemos sumado a la procesión que subía por la colina hasta el santuario del meridiano, desde donde se podía disfrutar de esta vista. Los palacios que se extienden al pie de Greenwich Park son el Museo de la Marina y la Queens House. Más allá las torres de acero y cristal de Canary Wharf, una antigua zona portuaria transformada en distrito de negocios. El parque acoge a gran cantidad de "domingueros" armados con manteles y cestas de picnic.

Dia de mercado

Ayer estuvimos en los mercados de Portobello Road y Candem Town. ¿Cómo pueden acumularse tal cantidad de objetos en un espacio tan pequeño? Ambos son muy grandes y variados, pero en el primero son característicos los puestos de antigüedades, y en el segundo... las cosas raras. Candem Town es el centro de toda clase de culturas alternativas, desde el gótico hasta el hippie pasando por el pop, lo psicodélico y el ciberpunk. A veces merece más la pena mirar a la gente que a los tenderetes. Ver para creer... Los puestos de comida son otra de las atracciones, después de recorrerlos con la nariz por delante nuestros sandwiches nos supieron a serrín. La vida del pobre.

Vivo en una torre.....en Londres.....al lado de una pagoda

Os presentamos el bloque de pisos donde vivimos visto desde Battersea Park Road (con bus-rojo-de-dos-pisos-línea-344-que-deja-tirado-a-Victor-por-las-mañanas incluido). En realidad nuestro edificio, el Youngs Court, es el que está a la izquierda de la torre blanca con las franjas rojas y azul. Compartimos ascensor con el de al lado. Como veis es del más puro estilo "lego". Lo que todavía no logramos entender es por qué la entrada a nuestro apartamento es tan rara. Cogemos el ascensor hasta el noveno piso y después de andar un rato por un pasillo llegamos a la puerta. La abrimos y... sorpresa! ¡¡¡Escaleras enmoquetadas!!! Así, sin más, sin previo aviso ni justificación alguna. En realidad no tenemos ni un metro cuadrado de piso en el noveno, sino que subimos a pata al décimo por escalera interior particular. Todas las habitaciones, baños, cocina y demás están en la décima planta y sin altibajos, lo cual aquí es raro hasta para un bloque de pisos, que suele estar repartido en dos o más alturas. La conclusión a la que hemos llegado es que los ingleses no conciben una casa sin escalera con moqueta y al intentar meterla en un diseño tan cuadrado como el de nuestro bloque han dado con esta solución absurda.

Rattus arboricolus londinensis

Sí, al fin y al cabo son ratas, pero son tan monas! Cada vez que vemos alguna Víctor saca la cámara, pero son difíciles de fotografiar, no porque no dejen acercarse, sino porque no paran quietas. No sólo se pueden ver en los parques, sino también entre las casas buscando comida. Es espectacular verlas trepar por los árboles. Nos han dicho que también hay una colonia bastante importante de zorros repartidos por los vecindarios de todo Londres. Su especialidad es volcar cubos de basura y armar unas escandaleras tremendas. Por lo visto hacen unos ruidos muy raros, una especie de gritos como si estuvieran matando a alguien. Afortunadamente desde el noveno piso es difícil oírlos.

Espacios comunes

Los londinenses odian los espacios comunes. No es que no les gusten, es que los odian a muerte: las fachadas y entradas de las casas están completamente descuidadas, como si fueran casas abandonadas; las escaleras de los bloques de apartamentos están peor mantenidas que el pasaje subterráneo más cutre y sucio de Madrid, aunque luego el interior sea de lo más acogedor; en el ascensor, que también da asquito, la gente no dice ni buenos días, ni hola ni adiós, como mucho una sonrisa; si en el supermercado te tropiezas con alguien salta el automático "sorry", pero podrían darse de bruces con la reina y no darse cuenta porque no miran con quién se han tropezado. Mientras buscábamos piso vimos que la mayoría de las casas muestran evidentes signos de que sus habitantes no pisan por allí más que para dormir. Una de las que nos enseñaron tenía dos ocupantes que en cuatro meses habían utilizado tan poco la cocina que ni siquiera habían enchufado el frigorífico. En otra el casero nos dijo muy contento que a los otros dos inquilinos, un matrimonio de trabajadores, no se les oía nunca, que era como si no estuvieran allí.
Siete millones de habitantes empeñados en mantenerse incomunicados.

Who are the Wanderers?

Wanderers F.C. fue un club de fútbol amateur fundado en 1859 que, después de mucho deambular por Londres en busca de un campo, se estableció en el parque de Battersea, aunque no de manera definitiva. Se hicieron famosos al ganar la primera copa inglesa de fútbol - FA Cup - en 1872. Desaparecieron en 1883. Más en http://en.wikipedia.org/wiki/Wanderers_F.C.

Las similitudes son obvias, también nosotros hemos callejeado bastante para dar con nuestra bonita habitación y tampoco pensamos quedarnos aquí para siempre. Vivimos a una calle del parque de Battersea, que se extiende hasta el Támesis. Al lado del río se puede encontrar esta Pagoda de la Paz.