sábado, 31 de enero de 2009

Late evening at Science Museum - Adults only

¿Qué haces un miércoles por la tarde-noche cuando llueve y hace frío? Te vas al museo, claro. Pero sin niños, que a partir de cierta hora hasta los museos dejan de ser aptos para todas las edades. El de ciencia organizó una velada especial la semana pasada, y como la exposición temporal del momento es sobre diseño japonés de coches, todo el evento tuvo cierto aura oriental: además de poder visitar casi todo el museo sin tropezarte con un niño cada dos pasos, hubo también demostración de origami gigante, sushi en el bar, tambores japoneses en el puente, exhibición de kendo y proyección de las imagenes recogidas por el satelite nipón Selene en la luna. Qué sitio mas aburrido que es la luna, aunque la "salida de la tierra" y la "puesta de la tierra" merecen ser vistas.


Según entramos por la puerta, pareció que se nos caía el techo del museo encima. La ruidosa bienvenida corría a cargo de tres percusionistas que se dejaban los higadillos en los tambores. La acústica de la sala no ayudaba a distinguir unos golpes de otros, con lo que el resultado era un "burrumbúm" continuo. Pero resulta curioso tener a los intérpretes por encima de tu cabeza.


La galería de "toque todo lo que quiera" estaba llena a reventar de adultos jugando como niños con Fisinova nuevo. En esta foto se ve la imagen captada por una cámara de infrarrojos, que muestra la temperatura de cada superficie. La cámara de Victor y las gafas (y la nariz) de Maigua son los elementos más fríos de nuestras personas, mientras que las caras y manos son lo más caliente.


En la parte de ingeniería los bloques de construcción son el último grito. Claro, luego tienes que fiarte de la estabilidad de lo que has construido. ¿Puede un puente de tacos de goma solamente encajados entre sí aguantar el peso de Maigua? Sí, y el de otros dos payasos que se subieron a continuación también.


De la demostración de Kendo entendimos muy poco. Primero se pusieron encima una barbaridad de cosas que les tenían que dar un calor terrible. Luego gritaban como posesos debajo de sus máscaras y se daban unos porrazos de espanto con los shinai. El profe explicó algo, pero en 10 minutos sólo nos quedamos con lo básico: es muy bueno para liberar tensiones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece estupendo que nos vayais tomando la delantera en todos los museos para que luego sepamos qué merece la pena ver. Claro que estas oportunidades de hacer un poco el "gamba" no se repiten.

Victor y Maigua dijo...

Nunca se sabe, igual cuando vengais vosotros hay otra velada. Ademas en el museo de ciencias siempre se puede "hacer el gamba", solo tienes que pedir permiso a los nignos para invadir su territorio... Brrr, que miedo.